I
Todos lloraban por él
-rociero,
quédate y
él se fue de Romería,
que no se quiso perder
la primera luz del día,
al saber que aquel sería
el último que iba a ver.
ESTRIBILLO:
Nadie lo vio que bebiera,
ni refrescarse en el río,
ni echar un cante siquiera,
pero fue el mejor Rocío
que en toda su vida hiciera.
II
Ellos queriéndole hablar
-rociero,
¿dónde vas?-
y él, no haciéndoles ni caso,
se echó al camino sin más,
inconsciente de su ocaso;
no notaba que su paso
no hacía huella al andar.
III
No vio que el Quema al pasar,
siendo espejo de cristal,
no lo estaba reflejando...
n
i hizo aquella ‘pará’
que se da de cuando en cuando;
él pasó como volando
sin ni cansancio notar.
IV
No se extrañó al no sentir,
tan ausente y tan feliz,
ni sudor ni escalofrío
cuando llegó al camarín
de su Virgen del Rocío,
sin un roce del gentío
que le impidiera subir.
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